Cortar la barra de pan francés en rodajas en forma diagonal hasta llegar a unas 20 porciones aproximadamente.
En un bowl, endulzar la leche común con azúcar o leche condensada, dependiendo el gusto.
Remojar las porciones de pan en la leche y luego empanizar sobre la harina.
Una vez que los panes hayan sido empanizados, batir cuatro claras de huevo a punto de turrón, es decir, hasta que se logre un tono blanco opaco y que, al voltear el bowl, queden adheridas sin resbalarse o caer.
Agregar poco a poco las yemas de huevo y continuar batiendo.
Calentar una sartén con abundante aceite. Capear los panes pasándolos por el huevo y echarlos a la sartén una vez que el aceite esté caliente.
Es importante cuidar que no se queme el pan, dándolo vuelta así puede freírse de ambos lados. Estarán listos cuando se pongan dorados.
Después de freírlos, hay que pasarlos a un papel absorbente mientras se prepara el almíbar.
Una vez que el almíbar haya hervido, incorporar los panes a la olla y dejar hervir de cada lado por 3 minutos. Procurar que los panes no queden muy pegados, es preferible que mantengan una distancia para que puedan absorber de mejor manera el líquido del almíbar.
Dejar enfriar unos minutos.