Envolver el jamón en una gasa doble. Se costura cerrando y apretando a lo largo del jamón y se amarran las puntas.
Moler y mezclar el clavo, la canela, la pimienta de Castilla y la pimienta de Tabasco. Espolvorear todo el jamón con este recado que acabamos de preparar.
Colocar el jamón en una cazuela honda y agregar el vinagre, el azúcar y la botella de vino (reservar un poco de vino para lavar el jamón al desenvolverse). Si hay hojas de pimienta de Tabasco, se cubre el jamón con ellas y se pone al fuego para que absorba bien el vino y el vinagre.
Mientras el jamón esté al fuego, hay que cuidar que no se pegue dándole la vuelta algunas veces mientras se está cociendo.
Cuando el jamón esté cocido se saca y se deja enfriar.
Le quitamos la grasa al jamón y le espolvoreamos azúcar por todos lados, menos el que servirá de base.
Marcamos los rombos del jamón con un cuchillo y se mete al horno caliente para que se dore.
Una vez que el jamón se retire y se enfríe, procedemos a rebanarlo con un rebanador eléctrico o cuchillo bien filoso.
Si se va a presentar entero, se le clava un clavo de olor en medio de cada rombo, o se alternan los clavos con rajitas de canela, o se clava la mitad de una cereza en cada rombo con un clavo de olor.